Nunca supo completar la paginas que intentaba escribir, se pausaba a la mitad de la hoja con la pluma quieta, la mirada perdida y el pensamiento aturdido por el mañana.
Cometió un delito consigo misma al permitir que en su mente, la palabras desvanecieran, a pesar de intentar susurrarse a si misma gestos de amor, como quien quiere darse la propia luz, descubrió ser, dolorosamente, su misma oscuridad.
Se recostó para descansar, luego de un día largo, con el miedo y la incertidumbre siendo su sombra, se preguntaba: algún día esto acabara?, dándose cuenta del silencio, suspiro, entonces entendió que jamas ganaría la batalla, si su oponente, que era ella misma, se negaba a declarar la paz. Ara pivaral…