Por la mañana intento escribir sobre un sueño, siento cada palabra punzante en la punta de mi lengua, el recuerdo esta allí, palpando la yema de mis dedos, a flote, como un pez muy cerca de la superficie, uno haciendo creer al pescador que por fin ha logrado su cometido, hasta que lanza el anzuelo, tira de él, siente que pesa, pero resulta ser su conciencia en lugar de un pez.
Así me sentí al intentar escribir, lancé el lápiz al papel en busca de historia y salió un cuestionario sin un manual con respuestas. Necesito material para relatar, me topo con una laguna en el hemisferio derecho, y yo aquí, sin saber nadar, a falta del sueño recurro al recuerdo de la infancia, resulto ser un archivo no encontrado en el sistema.
Me pregunto: ¿cuándo parpadee como para olvidar 20 años de vida a la velocidad de un tren bala en una estación de Japón.
¿Cómo puede un recuerdo convertirse en una pincelada no dispuesta a ser un cuadro?
¿A donde fue la infancia, la adolescencia, los días donde inocentemente deseaba ser un adulto?
¿Que alimenta mis traumas del presente si la página anterior esta inentendible?
¿Cuándo se nos actualizo el alma para convertirse en un motor de búsqueda con nombres raros?
¿Como se escribe una novela sino hay pasado al cual recurrir?
¿En qué momento una memoria puede ser solo, una falsa sensación habitando en la punta de una lengua?