La sangre corre bajo tus pies
y nuestros ojos siguen divagando
en busca de un horizonte prometedor
de libertad que jamas ha existido.
Las calles callan, y en ellas el silencio es un rio
que colapsa en gritos de multitud
cuando por fin la herida, nos ha dolido.
Las calles no hablan, pero el miedo toca la puerta
al grado que pasarlo por desapercibido deja
de ser una opción y convierte lo que un día,
fue un camino, en una grieta intransitable.
Las calles son un mar de huellas de quienes
alguna vez han ganado la guerra pero a la vez,
un carrusel de recuerdos de quienes la han perdido.
Las calles, quizá sientan mal de conciencia
al encontrar en su vacío, placer por la soledad,
y no, no callan por falta de batalla,
es solo que quien las pisa, no esta en sintonía con la paz.